Cuando el Merch marcó historia en México | marcas que convirtieron sus regalos en cultura
El poder del recuerdo: cuando un objeto se convierte en emoción
En México, la historia del merchandising está llena de momentos que van más allá de la publicidad. Desde los años 70, las marcas aprendieron que un objeto físico podía tener más poder que mil anuncios.
Hoy, que las marcas buscan reconectar con lo humano en medio de lo digital, vale la pena mirar atrás y recordar que el merch fue y sigue siendo uno de los gestos más sinceros de una marca hacia su gente.
Por qué el merch del pasado dejó huella
El merchandising del pasado funcionó porque tenía propósito, cada pieza, por pequeña que fuera, tenía una razón de ser. No se trataba de “dar algo gratis”, sino de crear un símbolo con un artículo que representara lo que la marca quería decirle al mundo.
En México, los objetos promocionales lograron algo increíble, se volvieron parte de la cultura popular. Los tazos de Sabritas se intercambiaban en los recreos; los peluches del Dr. Simi volaban en conciertos; las loncheras de Bimbo acompañaban la infancia de millones de personas. El merch trascendió su función original y se convirtió en memoria colectiva.
Estudios de PPAI (2024) demuestran que el 83 % de las personas recuerdan la marca de un artículo promocional que reciben, y el 79 % desarrolla una afinidad más fuerte con ella.
El dato solo confirma lo que las marcas mexicanas ya sabían desde hace décadas que cuando algo se entrega con intención, se queda para siempre.
Ejemplos del merch más icónico de México
Coca-Cola: la historia que coleccionamos generación tras generación
Pocas marcas han logrado lo que Coca-Cola México. Desde sus campañas navideñas con Santa Claus y los osos polares hasta las promociones con vasos y botellas de colección, su merchandising ha sido parte del paisaje emocional del país por más de medio siglo.
En los años 90, los vasos conmemorativos del Mundial, las botellas de edición especial y los regalos por puntos se convirtieron en motivo de reunión familiar. Más allá del producto, Coca-Cola vendía un mensaje constante, compartir, celebrar, conectar.
Su fuerza no radica solo en el logo o en el color rojo, sino en la coherencia emocional, cada objeto, cada botella, cada campaña habla de lo mismo, la alegría de estar juntos y compartir. Cuando un objeto logra evocar emociones universales, deja de ser merchandising. Se convierte en símbolo.
Bimbo: la ternura que todos llevamos en el corazón
Si hay una marca que entendió la nostalgia como herramienta de conexión, esa es Bimbo. Su osito blanco es uno de los personajes más queridos y reconocibles de México. Desde los años 80, Bimbo convirtió su imagen en un emblema de cariño, y sus campañas de merchandising fueron un reflejo de esa sensibilidad.
Loncheras, peluches, mochilas, etc, del osito acompañaron la infancia de millones de mexicanos. En los 90 y 2000, era imposible no tener al menos un artículo con su logo en casa o en la escuela. Cada artículo tenía una misión recordarte que la marca formaba parte de tu día a día, de tus desayunos, de tu familia.Ese es el verdadero poder del merchc, cuando deja de ser publicidad y se vuelve afecto cotidiano, y es precisamente ese tipo de conexión el que las marcas de hoy deben buscar con sus colaboradores y clientes.
Sabritas: el coleccionable que se volvió fenómeno nacional
Hablar del merchandising más memorable en México sin mencionar los tazos de Sabritas sería imposible. Aparecieron en los años 90 dentro de las bolsas de papas fritas, y en cuestión de semanas se convirtieron en un fenómeno cultural.
Niños, jóvenes y adultos coleccionaban, intercambiaban y competían con ellos en cada recreo o reunión. Cada colección como Pokémon, Dragon Ball, el mundial se esperaba con emoción. Lo que empezó como una promoción terminó convirtiéndose en parte de la identidad de una generación.
Hoy, los tazos siguen siendo objetos de colección, vendidos en línea y guardados con nostalgia. El éxito de Sabritas demuestra algo esencial, cuando una marca logra que las personas jueguen, recuerden o compartan a través de su merch, crea comunidad. Y en ese sentido, los tazos fueron más que fichas de plástico, fueron símbolos de amistad, emoción y pertenencia.
Dr. Simi: el peluche que abrazó al país
Si hay un ejemplo reciente de cómo el merchandising puede convertirse en fenómeno social, es el Dr. Simi. Lo que comenzó como una figura publicitaria de Farmacias Similares terminó transformándose en el peluche más querido de México.
Su imagen con bigote, bata y sonrisa pasó de la farmacia al corazón de la cultura pop, se lanza en conciertos, acompaña causas sociales y se regala en hospitales y eventos.
El peluche del Dr. Simi es mucho más que marketing, representa cercanía, humor, cariño y orgullo mexicano.
El merch del Dr. Simi nos recuerda que la autenticidad también es branding. Las marcas que se atreven a ser humanas crean vínculos más profundos y memorables.
Lecciones que las marcas mexicanas actuales pueden aplicar
- El merch que conecta no se trata de precio, sino de propósito. Lo importante no es cuánto cuesta, sino qué emoción despierta.
- La utilidad es clave, pero la historia es lo que perdura. Un termo se usa, pero una historia se recuerda.
- Diseña para el día a día. Que tus regalos se integren a la vida real: tote bags, libretas, playeras, termos, eco-kits.
- Sé coherente. El color, la textura y el empaque también comunican.
- Hazlo humano. Los detalles que reflejan empatía, gratitud o humor son los que más permanecen.
Cómo convertir inspiración en acción con Branddu
En Branddu, creemos que las marcas que inspiran son las que dejan huella emocional. Por eso diseñamos merchandising corporativo con propósito, inspirándonos en los grandes íconos del pasado, pero con una mirada moderna, sostenible y creativa.
Cada producto que entregas es una oportunidad de decir “gracias” y construir recordación. Tu merch no solo puede verse bonito, puede contar tu historia. Diseña, cotiza y compra tu Merch en un solo lugar en minutos.
El merch que se siente, se recuerda
El merchandising corporativo más poderoso no se mide en likes ni en ventas inmediatas, sino en emociones que perduran. Así como los mexicanos recordamos los tazos de Sabritas, las loncheras de Bimbo o los peluches del Dr. Simi, tu marca también puede dejar su huella con un detalle bien pensado. Un buen regalo no se olvida. Se usa, se aprecia y se comparte.
En Branddu te ayudamos a crear ese tipo de experiencias: objetos que inspiran, emocionan y permanecen en el corazón de quienes los reciben.
✨ No regales cosas. Regala emociones.
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